Directores de los centros de salud: por qué es necesario el recambio

Una de las reivindicaciones incluidas en el decálogo de Basta Ya es la elección de los directores de los centros de salud por y entre los profesionales del centro. Esta reivindicación es básica e imprescindible para nosotros por muchos motivos que vamos a intentar desgranar a continuación.

Al inicio de la Atención Primaria andaluza esa era la forma de designación de los directores, y los centros iban bien. Los profesionales nos conocíamos bien entre nosotros, funcionábamos como equipos, y a casi nadie se le ocurría avalar a alguien con falta de capacidad de liderazgo y competencia para el cargo. Y si le habíamos elegido es obvio que nos sentíamos comprometidos para colaborar y ayudarle. Si cumplía las expectativas, se le mantenía; y si no, era fácil que los equipos se sintieran capaces de promocionar un cambio. 

Llegó la década de los 90 y empezó a sustituirse el modelo de atención biopsicosocial por el de unidades de gestión clínica, con indicadores y objetivos que no eran del agrado de los profesionales porque estaban relacionados más con el ahorro económico y con la cantidad de actos realizados que con la calidad de la asistencia y los fines humanitarios de la misma.  Los profesionales discrepábamos, y esta discrepancia era común también entre los directores. Esto no convenía a los gobernantes y gestores que querían que los profesionales pasáramos por ese aro, y lo solucionaron sustituyendo a los líderes de los centros por capataces que obedecieran las directrices marcadas desde arriba y las hicieran cumplir a los de abajo, a los profesionales. Se acabó con la discrepancia por parte de muchos directores: unos dimitieron, a otros los cesaron, otros se sometieron…y todos pasaron a ser cargos de libre designación, al inicio de forma abierta, y más tarde enmascarada. En definitiva, los equipos dejamos de tener voz y voto, y los profesionales pasamos a ser piezas en el engranaje de producción. Todo ello marcó un cambio en el estilo de dirección de muchos centros: pasamos de una democracia o estilo participativo y colaborativo, a una autocracia donde la participación y la disidencia no están permitidas,  incluso se persiguen de muy distintas maneras, y no sólo mediante la económica; pasamos de ser equipos humanos a ser objetos para cumplir los objetivos: lo que se mide, mejor dicho, lo que nos miden; el resto de las actividades e incluso las personas protagonistas de todo este enjambre (pacientes y profesionales) no importamos. 

Actualmente, en el Servicio Andaluz de Salud se están evaluando a los directores y esperamos un cambio de legislación que nos permita volver a los orígenes en los que se escuchaba la opinión de los profesionales. Cómo se evalúa a los directores es causa de honda preocupación entre los profesionales, queremos un sistema que ponga en evidencia las conductas perniciosas de aquellos que durante años hayan sido un azote para los profesionales, una traba insalvable para poder trabajar en equipo y una pérdida de valores para la asistencia sanitaria. Esos directores han dañado enormemente al sistema sanitario público, a la atención primaria y a las personas, y deben ser cesados.

Desde Basta Ya queremos proponer motivos por los que muchos directores no debieran continuar, muchos de los cuales, si hay intención de ello, son comprobables:

  1. Aquellos que han eliminado la participación de los profesionales en la organización de los centros: un signo inequívoco es la ausencia y/o minimización de las reuniones de equipo. Y no nos referimos a las meramente informativas, si no a aquellas en que se plantean los problemas y la organización del centro y se escucha a todos los profesionales.
  2. Aquellos que han falseado datos para el cumplimiento de objetivos: agendas ficticias, estrategias encaminadas a enmascarar listas de espera (se guarda la solicitud en una carpeta y no consta la espera en vez de asignar la cita en el momento en que se solicita), aquellos que ellos mismos o a través de otros a los que han incitado a ello han rellenado datos falsos en las historias clínicas.
  3. Aquellos que han impuesto a los profesionales agendas abusivas en número o con una absoluta falta de tiempo saltándose las condiciones éticas más básicas y de prevención del riesgo laboral para los profesionales.
  4. Aquellos que han eliminado o frenado actividades básicas de la cartera de servicios porque no entraban en los objetivos de ese año: retinografías, talleres diversos (tabaco, consejo dietético…), comunitarias, formación…
  5. Aquellos que no piden sustitutos y/o no pelean por su consecución con contundencia
  6. Aquellos que en la organización del trabajo y de la cobertura de las ausencias han faltado de forma evidente a valores imprescindibles de la Atención primaria, como la longitunalidad: agendas donde se mezclan los pacientes de todos los profesionales y donde se pierde totalmente el profesional de referencia (macroagendas atendidas por profesionales que van rotando). 
  7. Aquellos que dan un trato falto de equidad a los profesionales: distribuyen el trabajo de forma desigual cargando especialmente a los más vulnerables (eventuales, comisiones de servicio…) a los que incluso han expulsado del centro sin motivos objetivos.
  8. Aquellos que han utilizado a los residentes como sustitutos del tutor en cada una de sus ausencias, obligando a condicionar las vacaciones o cualquier otra actividad formativa del residente para ello, así como los que los han usado como sustitutos de cualquier médico del centro. 
  9. Aquellos que aprovechándose de su situación de poder utilizan lenguaje y modos despóticos.
  10. Aquellos que tienen formación como Diplomados en Enfermería, excelentes profesionales que realizan una magnífica labor tanto individual como de equipo en cada Centro, pero a quienes, sinceramente, no entendemos cualificados para organizar el trabajo de los médicos, valorarlo y puntuarlo. Más aún, teniendo la opción de organizar a sus compañeros enfermeros en la figura del coordinador de cuidados de Enfermería. No ha lugar un enfermero que coordine a los médicos, igual que los enfermeros no aceptarían que el coordinador de enfermería fuera un médico. El director debe ser siempre un médico.
  11.  A todos aquellos que han antepuesto la seguridad de sus puestos de poder a la labor de cohesionar un equipo, liderar a los profesionales y empatizar con ellos, intentar solucionar los problemas de la práctica clínica diaria a los que hay que hacer frente en todo Centro de Salud y cumplir con su obligación de ser un referente honesto para sus compañeros. En definitiva, aquellos que han antepuesto sus intereses a las necesidades de la población que atendemos y de los profesionales de mil y una formas.

Todos los puntos referenciados pueden comprobarse a través del sistema informático, revisando la organización de los centros y la asignación de las citas, auditando historias y preguntando a los profesionales. En los Distritos Málaga-Guadalhorce y Huelva han realizado una encuesta de clima organizacional, lo cual podría ayudar a poner en evidencia algunos de estos puntos, sería deseable que se generalizara. 

Desde Basta Ya consideramos que en la evaluación de los actuales directores es necesario que se valore no sólo el cumplimiento de objetivos, sino cómo se han obtenido: las formas abusivas y/o con falta de ética y/o de veracidad, y los modelos en los que a los profesionales se nos impide la participación deben ser proscritos y sustituidos por directores éticos, motivadores y que sepan priorizar lo que de verdad es importante para la asistencia sanitaria y para las personas. Los profesionales sabemos qué ha pasado en cada centro y no hace falta decir que si esos directores son confirmados en sus cargos nunca serán merecedores de nuestro respeto y colaboración, y así nunca un equipo de personas puede implicarse y funcionar bien. No vamos a seguir a directores con esas características. Sin líder que guíe bien y con honestidad, el equipo se pierde.

En definitiva, los profesionales integrantes de Basta Ya Andalucía entendemos que en la crisis en que estamos inmersos es imprescindible volver al tiempo en que los profesionales formaban parte de la elección del director/a de su centro de trabajo, para sentirse escuchados y valorados, para poner en valor las cualidades, la formación y las características que realmente debe tener quien ostente la Dirección de un Centro.

Dada la vital importancia de la continuidad o no de estos cargos directivos, Basta Ya Andalucía pedirá el cese de los Gerentes de Distrito que no cuenten con la opinión de los profesionales de los centros a la hora de reevaluarlos, así como para elegirlos. Nunca podremos confiar en un cambio eficaz si seguimos dirigidos por las mismas personas que han colaborado con la debacle de la Sanidad Pública y han actuado como hemos relatado.

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